.
La incertidumbre es una de las protagonistas de esta crisis sanitaria y económica. La epidemia que ha puesto en jaque al mundo, traerá consecuencias que a día de hoy se desconocen por la falta de históricos.
Sin embargo, desde que se inició la crisis en enero, se ha podido extraer información útil para conocer algunos aspectos que cambiarán tanto el comportamiento social, como la economía en su conjunto. El COVID-19 ha marcado el comienzo de nueva era en la que, por lo menos, en lo que se refiere al futuro inmediato se producirá una reestructuración de nuestra economía y relaciones sociales.
¿Qué acciones llevar a cabo?
La pandemia del COVID-19 ya se considera un punto de inflexión en cuanto a los hábitos de consumo, la forma de relacionarnos y de trabajar.
Los expertos en la materia de transformación digital, desde hace años, han lanzado advertencias y avisos sobre la necesidad de experimentar cambios en empresas de determinados sectores, para hacer frente a los desafíos del futuro.
Aunque las razones para emprender el camino hacia la transformación eran muy diferentes a la crisis sanitaria que ha tenido lugar, las consecuencias que está produciendo son similares a las predicciones de estos expertos.
En la actualidad, estos avisos se hacen eco: aquellas empresas que no contemplaron esta transformación, tendrán más posibilidades de resultar perjudicadas durante y tras la pandemia. Es el momento de llevar a cabo todas aquellas iniciativas que permitan a la empresa adaptarse a la reestructuración que tendrá lugar en los próximos meses.
Algunos aspectos clave que contempla todo proceso de transformación y durante esta crisis adquieren mayor protagonismo son:
- Los datos.
- La automatización
- Transformación cultural
Estos puntos resultan estratégicos para mantener la actividad y reducir el impacto de la pandemia. Algunos estudios realizados en otras crisis económicas como la financiera de 2008, sugieren que las empresas que tomaron medidas durante la crisis (mejorando la eficiencia, la velocidad de reacción, reduciendo costes operativos…) se recuperaron más rápido que las empresas del mismo sector que no llevaron a cabo estas medidas.
Los datos
Aunque los datos constituyen un activo esencial para la toma de decisiones de cualquier empresa, en estos momentos resulta más sensible que en otras ocasiones.
En las últimas semanas se han implantado medidas inéditas que las empresas han tenido que asumir e implantar para adaptar su actividad a este nuevo ecosistema. En estos casos, disponer de información fiable y de forma ágil resulta fundamental para reducir el margen de error en las decisiones tomadas.
La organización y accesibilidad a los datos resulta fundamental durante esta crisis para analizar; no solo el impacto que está suponiendo en tiempo real para la organización, sino también para elaborar un plan que garantice la supervivencia de la empresa durante los siguientes meses. Así como, descubrir nuevas oportunidades de negocio o elaborar planes de contingencia para minimizar el impacto durante el día a día.
Visualizar la información de forma correcta y en pocos segundos permite obtener conclusiones rápidas y reaccionar de forma flexible frente a los cambios.
Las crisis están caracterizadas por la incertidumbre y la falta de familiaridad. Por ello, no se puede responder como se haría en circunstancias normales, siguiendo planes elaborados. Las respuestas suelen ser improvisadas, por lo que los directivos deben emplear su tiempo en elaborar planes estratégicos para mitigar los efectos de la crisis y planificar la hoja de ruta durante los siguientes meses.
La restructuración no solo se producirá a nivel económico y social, también afectará a los modelos de negocio de las empresas, que en muchos casos, tendrán que reinventarse para poder satisfacer las necesidades del mercado. La información que podemos extraer de las tendencias de consumo y la demanda actual, será el gran aliado para que la reestructuración sea exitosa.
La Automatización
Varios estudios evidenciaron un aumento del ritmo de la automatización durante las tres recesiones que han tenido lugar en los últimos 30 años. La automatización de los procesos, tareas y procedimientos permite mejorar la eficiencia y obtener mayor capacidad de reacción ante cambios inesperados del mercado.
Aunque el contacto humano no se eliminará en los próximos años, en esta crisis se ha minimizado por causas evidentes y es probable que hasta que no se encuentre una vacuna, el contacto se reduzca. El mundo, en pocas semanas, comenzará la denominada “desescalada” para volver a una normalidad con matices importantes.
No todos los trabajos son automatizables, sin embargo, los automatismos proporcionan ventajas competitivas que resultarán fundamentales para adaptarnos a la nueva normalidad.
La automatización puede ser aprovechada para aquellas tareas que consumen el tiempo y los esfuerzos de diversas personas que pueden estar centradas en otras actividades que aporten valor a la compañía. Por ello, no debe considerarse un enemigo, sino un aliado para mejorar los objetivos globales de la compañía.
Para llevar a cabo esta automatización hace falta elaborar un plan en el que se analicen las actividades susceptibles de sufrir este proceso, la tecnología más adecuada y la elección de los profesionales que lleven a cabo este proyecto.
Transformación cultural
El teletrabajo y la flexibilidad han sido el epicentro de numerosos debates. Una de las principales demandas de la nueva generación de trabajadores es disponer de más tiempo personal.
En berocam, desde que comenzamos con nuestra actividad, allá por el año 2006, somos creyentes del trabajo por resultados, no por horas. Por eso, desde que abrimos nuestras puertas, el teletrabajo siempre ha estado presente en nuestra cultura. Esta cultura, nos ha permitido reaccionar rápidamente durante esta crisis para volcarnos en nuestros clientes y seguir nuestra actividad con mayor dedicación si cabe.
Por otra parte, la implantación de estructuras organizativas nuevas, puede mejorar la eficiencia durante la toma de decisiones. En situaciones normales, la estructura convencional es fundamental para gestionar los problemas del día a día.
Sin embargo, ante situaciones desconocidas, una red de equipos puede ser beneficioso para la compañía. Este tipo de estructura organizacional es muy conocida, aunque no está implantada en la mayor parte de las empresas.
Esta red de equipos, formada por diferentes grupos de profesionales (multidisciplinar), tiene una capacidad de adaptación muy superior a las estructuras tradicionales.
La flexibilidad y adaptabilidad resultan clave para operar en un ambiente de incertidumbre. Su carácter multidisciplinar, proporciona una visión más completa del negocio en su conjunto. Este cambio, cada vez será más común en las compañías, ya que durante los próximos meses, viviremos una nueva “normalidad”, caracterizada por los cambios.
Las acciones que hoy se están emprendiendo marcarán el futuro del sector empresarial en el mundo. En los próximos meses podremos observar cómo surgirán nuevos modelos de negocio, nuevas formas de trabajo, organización y colaboración, así como la reestructuración de diferentes negocios para garantizar su supervivencia.
